Con tan solo cinco películas como director, el actor John Krasinski (Un lugar tranquilo 2) se esta posicionando como uno de los directores más interesantes del panorama actual hollywoodense. Su nueva cinta como director, guionista y actor, Amigos imaginarios, es una pequeña joya deudora del mejor cine infantil clásico pero con un poso adulto, que se queda en la cabeza del espectador resonando durante días después de su visionado. Ryan Reynolds (Ghosting) y Cailey Fleming (Star Wars: El ascenso de Skywalker) son las caras visibles de un elenco de grandes estrellas poniendo voz a unos personajes fantásticos. Entre ellos destacan Phoebe Waller-Bridge (Indiana Jones y el dial del destino), Matt Damon (Oppenheimer), Steve Carell (Asteroid City), y el recientemente fallecido Louis Gossett Jr. (El color púrpura (2023)).
Una niña pequeña, que se cree más adulta de lo que es, no está pasando por su mejor momento. Un día empieza a ver a los amigos imaginarios que se han quedado huérfanos de niños porque estos han crecido. Esta es básicamente la idea de Amigos imaginarios. Un guión para nada sencillo, lleno de matices y muchas sorpresas. Es increíble como el primer acto te deja descolocado sin entender muy bien lo que vas a ver, el segundo se convierte en un viaje de imaginación y fantasía, y el tercero te conecta ambos eventos anteriores y le da una resolución magnífica, entrañable y con mucho corazón. Es por ello que quizá la película no sea apta para niños muy pequeños. Se pueden entretener, escasamente, con el diseño de los “ami” (diminutivo de amigo imaginario), pero el desfile de estos comienza en el segundo acto y para cuando llegan allí ya están aburridos. Esto no quita que la cinta sea todo un portento, pero quizá está enfocada a un público más adolescente o adulto (apuesto a que estos echaran la lágrima en más de un momento). Amigos imaginarios tiene un espíritu que recuerda mucho al cine infantil de los años ochenta. También, salvado las distancias, tiene un puntito con el clásico de Pixar, Del revés (Inside Out).
Nuestro querido Jim Halpert de The Office se ha convertido en un director de lo más interesante. Si en su éxito Un lugar tranquilo demostró que podía aterrorizar y emocionar a partes iguales, aquí nos muestra un festival de emociones desde sus créditos iniciales (maravillo resumen para ponernos en situación) hasta su ¿inesperado? final. Hay que alabar también su puesta en escena en todo lo que acontece en Coney Island, en especial cuando empieza a combinar la imagen real con los amigos imaginarios. Sin duda, nos encontramos con un director que sabe muy bien lo que hace y se ve claramente en cómo consigue que el público esté con la lágrima en el ojo desde el inicio del tercer acto, algo que no recordaba haber visto desde Los puentes de Madison. Krasinski ya tonteo con la dramedia en Los Hollar, una cinta que no gozó de la popularidad que se merecía.
Una vez más la dirección de Krasinski está apoyada por una estupenda banda sonora compuesta para la ocasión por Michael Giacchino (La sociedad de la nieve). El compositor de New Jersey consigue una música que casi roza la épica en algunos momentos y que termina de explotar en una secuencia que tiene un pasillo de por medio y una revelación. Imprescindible ese momento.
Ryan Reynolds está estupendo, y comedido, en un papel casi secundario, ya que la verdadera protagonista de la cinta es Cailey Fleming. La joven soporta todo el peso de la película con un papel complejo donde consigue, poco a poco, que empaticemos con ella, ya que al principio su personajes puede resultar algo odioso. Alabar la cantidad de voces de grandes estrellas que participan en la cinta, algunos de ellos como Bradley Cooper (Maestro) con tan solo una o dos frases.
En resumen, Amigos imaginarios no es la típica película familiar. Parece dirigida a un público infantil pero quien realmente la va a disfrutar (y “sufrir”) es el adulto. Krasinski controla estupendamente la situación, y nos regala uno de los momentos del año en pasillo muy duro, y muy real, que se vuelve una fantasía. Sin duda, una de las sorpresas del año.
Lo mejor: El diseño de los personajes imaginarios.
Lo peor: No es una película para niños muy pequeños.
Puntuación: 9/10