A Daniel Guzmán siempre le hemos conocido como el hijo de El Fary en Menudo es mi padre o como “el novio de la pija” en Aquí no hay quien viva. Pero este madrileño ya dio que hablar en 2003 con Sueños, su primer corto como director, que se alzó con el premio Goya en la categoría pertinente. Ahora, 12 años después estrena su primer largometraje, A cambio de nada, con el que ha triunfado en el 18 festival de Málaga al obtener tres biznagas, entre ellas mejor película de la sección oficial y mejor director. A cambio de nada es una historia social, pero contada con mucho ritmo y Julio Iglesias.
Un chaval de un barrio obrero de Madrid, cuyos padres están separados y en proceso de divorcio, decide escapar de casa e intentar vivir un vida de ensueño, pero la realidad es muy dura, y la vida no es tan fácil como parece. El guion de Guzmán, tiene un premisa social un poco vista, pero con una aliciente esperanzador que la hace diferente. El guion no es perfecto, algunas historias no terminan de cuajar (el divorcio de los padres esta presente en el principio y el final), otras se quedan por el camino (¿qué pasa con la chica?), pero los diálogos son tan rápidos y creíbles, que hacen que la película funcione estupendamente a pesar de sus carencias. Sus casi 100 minutos pasan volando, y la sensación al acabar es cojonuda, pero al meditar la cinta horas después nos damos cuenta que esta vacía por dentro, que nos ha contado la historia de un chaval, sus sueños, sus frustraciones, sus amistades… pero vacía, no hay nada detrás.
Sin embargo donde Guzmán sorprende es en la dirección. Para una historia tan social como esta, nos esperábamos una dirección más pausada, con menos ritmo… pero no, el madrileño nos proporciona un chute de adrenalina constante, sin parar. El único pero que se le puede poner es que cuando usa la cámara en mano esta se mueve demasiado, pero aun así funciona a la perfección. Todo funciona tan bien que hace que el espectador salga de la sala con una sonrisa y un buen rollo increíble. Y si, suena Julio Iglesias durante todo el metraje y cierra la película con La Polla Records, que más se puede pedir.
En el apartado de casting hay que alabar la buena química que tienen los personajes principales, unos chavales desconocidos que debutan con esta cinta, Miguel Herrán y Antonio Bachiller. El segundo se alzó con la biznaga al mejor actor secundario en el pasado festival de Málaga, por lo que no es de extrañar que el año que viene le veamos en muchas más producciones. Y Miguel tiene ese porte, y esa chulería, que le abrirá muchas puertas en el futuro. Mención especial para la entrañable abuela del director, Antonia Guzmán, que se mete a la audiencia en el bolsillo con su cordial papel. También aparece Luis Tosar (Musarañas) en el papel del padre, y aunque su intervención sea muy breve, vuelve a dar otra interpretación memorable, atentos a la primera conversación en el camión.
En resumen, A cambio de nada, no es una película perfecta, pero funciona de maravilla. Cuando acaba la película nos quedamos con ganas de saber mucho más de estos personajes, y eso ocurre muy poquitas veces, y menos en nuestro cine.
Lo mejor: Su ritmo imparable.
Lo peor: Esta vacía por dentro.
Puntuación: 7/10
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