El cine carcelario en España es un cine que se da muy de cuando en cuando. Daniel Monzón (El Niño) con su Celda 211 ha sido de los últimos en arriesgarse con este tema, y de esto hace ya casi cinco años. Ahora el debutante cortometrajista Enrique García se atreve a contar una historia carcelaria más realista y humana que la que realizó Monzón en su momento, ya que aquella se movía más por la acción que por las propias acciones de sus personajes. 321 días en Michigan es una película que consigue atrapar al espectador gracias a sus personajes, quienes están perfectamente definidos y motivados como para empatizar con ellos. Gracias a ello y a una historia bien construida por lo que la película sale victoriosa. Pero no todo es de color de rosa.
321 días en Michigan cuenta la historia de Antonio, un hombre que es encarcelado por delito financiero. Nadie sabe que va a la cárcel, de hecho, sus amigos se creen que está en Michigan con una beca. Será allí dentro donde tendrá que saber comportarse para en 321 días salir de allí, pero dentro vivirá todo tipo de historias que harán que esos 321 días no sean tan fáciles como él piensa. Puede que estemos ante una película que no sea original al 100%, pero Enrique García sabe jugar muy bien con las cartas que tiene. Y mejor aún cuando no cuenta con grandes nombres en la plantilla, ya que casi todos los que aparecen en la cinta son desconocidos para el gran público.
El director también sabe que hoy en día realizar una cinta en España es realmente complicado si no tienes un prestigio o un gran respaldo detrás. Es por eso que la simpleza del argumento hace que gane enteros. Un hombre encerrado en la cárcel que tendrá que luchar para salir de allí. Un único escenario. Pero la riqueza de la cinta reside en los residentes de la cárcel. Allí encontramos al que manda, a la mujer con hijos que lo único que quiere es estar con ellos, el drogas que siempre está puesto… y así podría estar hasta llenar hojas y hojas. Y es que estos personajes están tan bien definidos que nada más verlos o estar un rato con ellos ya sabemos que hacen allí, cuanto les queda y sobre todo que papel desempeñan allí dentro.
Quizás los personajes mejor definidos sean Virginia de Morata como Sara y Héctor Medina como Carmona. La primera es la gran dueña de la cinta, su presencia y su naturalidad hacen que rápidamente se convierta en el personaje que queremos que salga de allí cuanto antes. Cae bien, es simpática y además muestra una naturalidad que pocas veces se han visto. El segundo es el más malo de la cárcel, aunque siempre esté con problemas con él auténtico capo de la cárcel. Su personaje aparece siempre para darle al protagonista la angustia de no saber si va a conseguir su objetivo. Realmente los dos están fantásticos. El protagonista, Chico García (El ardor), está bastante bien, pero sin duda Virginia y Héctor son los auténticos maestros.
Pero no todo son pros. 321 días en Michigan también peca de en muchas ocasiones meter personajes o tramas que no están resueltas de una forma clara o que no importan demasiado para la trama principal. Son como de relleno por lo que en muchas ocasiones parece que le cuesta arrancar. Le cuesta arrancar a la hora de situar la acción, además, en muchas ocasiones todo va muy rápido, como si tuvieran la prisa de presentar cosas. Algo que no le sienta bien, pues cuando se lo toma con calma es mejor película que cuando va con prisas.
En definitiva, 321 días en Michigan es una buena película de cárceles que se toma la molestia de ser real y no un producto más del panorama nacional. Tiene algunos momentos de mucha lucidez y unas actuaciones de primera, pero que hubiera sido mejor si no metiera escenas de relleno y se tomara la molestia de ir sin prisas. Un producto nacional muy recomendable.
Lo mejor: La dirección de Enrique García y la actuación de Virginia de Morata.
Lo peor: Que muestre escenas que no vienen a cuento y que a veces va en quinta cuando en segunda está fenomenal.
Puntuación: 6/10