
Cuando el buen rollo es el principal argumento de una película, y eso es lo que sucede en La gran seducción, sólo hay dos opciones: o se entra en el juego o no se entra. Si se entra, es con todas las consecuencias y el espectador tiene que creerse absolutamente todo lo que le están contando. En aras de ese buen rollo, lo que sucede en la pantalla no tiene que...