Después de una primera jornada un tanto agridulce por la cinta de inauguración y por una película de animación japonesa buena, pero que no consigue dejar el mismo sabor de boca que El niño y la bestia o Your name. Así, la segunda jornada la intentábamos comenzar con fuerza, y enganchar tres películas francesas, diferentes entre sí, parecía una buena idea. Y la primera que vimos, de sección oficial, fue Memoir of pain, una película que narra la historia de una mujer que está esperando que su marido vuelva de la II Guerra Mundial o tener información de cualquier tipo sobre él, y para ello habla con un agente de la Gestapo. La cinta puede plantear algo interesante, pero al final tira por tierra todo. Su narración salteada, con un ritmo torpe y muy lento, convierten a la cinta en un sopor de principio a fin y que no sabe rematar la cinta. Además, el abuso de la voz en off hace que la película te taladre con sobre explicaciones innecesarias.
Tras este drama de guerra, la sección oficial continuaba con So help me God, una cinta belga que narra las aventuras de una jueza de instrucción, basado en sus propios casos y que se convierte en una comedia realmente divertida y que entra muy bien en el festival, después de ver violaciones, maltratos o cualquier otro tipo de violencia. La pena de la cinta es la de que el caso principal no está a la altura del resto del relato, y eso que los pequeños casos de la jueza son realmente memorables. La cinta no está llamada a ser la ganadora de La Concha de Oro, pero que sirve para hacer que la sección oficial coja algo de color y diversión.
Tras pasarlo bien con la jueza y sus métodos extravagantes, la sección oficial sigue su curso, y como muestra la última cinta francesa del día: See you up there. La película nos sitúa en el final de la I Guerra Mundial, en donde unos soldados consiguen salir con vida. Después, sus vidas no volverán a ser las mismas. Uno de ellos, deformado, tendrá una idea para enriquecerse a costa de su odiado padre. Contada así, la cinta no puede tener gracia, pero la cinta se mueve en la tragicomedia de una manera divertida y a la vez emocional. Sus personajes, dibujados algunos de una manera un tanto tosca, consiguen emocionarnos y que empaticemos con ellos, ya que también la historia está narrada como una especie de cuento entre Eduardo Manostijeras, Big Fish o cualquiera de Tim Burton. La cinta cumple sin más su cometido de entretener.
Pero el palto fuerte del día, en la sección oficial, venía de la mano de Handia, la nueva película de los responsables de Loreak. Handia es un cuento que trata sobre gigantes y hombres, todo ello basado en hechos reales, pero que sirve para narrar una historia de superación, de cambios y de intentar encontrar tu lugar en el mundo cuando todo a tu alrededor ha cambiado. Los responsables de Loreak vuelven a demostrar que son únicos dirigiendo sentimientos, creando planos y mostrando un respeto por todo lo que hacen de forma pasmosa. Es bella, es única y tiene ese punto de magia que la hacen maravillosa. Posiblemente sea de lo mejor del cine español de este 2017, y es una de las primeras candidatas seria para alzarse con la Concha de Oro el próximo 30 de septiembre.