Cuando revisaba el calendario del festival, hubo una cinta que llamó mi atención, para mal tengo que decir: Pororoca. Esta cinta rumano/francesa entró mal en mi calendario porque era a las 09:00 de la mañana y duraba 152 minutos. Y créanme, en mitad del festival una cinta así, no entra demasiado bien. Pero uno siempre se equivoca y aprende de los errores. Pororoca es, por ahora, la principal candidata seria para alzarse con la Concha de Oro en la clausura. La historia de una familia que pierde a su hija y el descenso a los infiernos que experimenta el padre de la misma ha dejado tocado al Festival. Seca, directa, de ritmo lento y con un final que dará mucho que hablar. Pororoca te hace partícipe de este descenso a los infiernos, que empatices en parte con el padre de la criatura y que su momento final sorprenda, pero sea lo esperado. Y al final, el cuerpo hecho polvo, las ganas de fiesta se esfuman y solo quieres que llegue el siguiente pase para poder reconducir la situación. Una gran película que seguramente pueda alzarse con un premio importante al final del Festival.
Y menos mal que después de Pororoca lo siguiente que vi fue el cuento maravilloso que ha rodado Todd Haynes con Wonderstruck. Titulada en España como El museo de las maravillas, lo que realiza Haynes en la obra es arte. Una historia simultánea contada en color y en blanco/negro, con una música que se clavará en los oídos de todos los asistentes y con unas imágenes que son, posiblemente, lo más bello que se ha visto en una sala de cine este año. Todd Haynes rueda con maestría esta historia sobre la infancia, el descubrimiento y los cuentos, en donde los museos vuelven a ser una pieza importante en la cultura, en la enseñanza y en el descubrimiento de aquello que no fuimos capaces de ver. Es una carta de amor sin miramientos al arte en general.
Y tras la alegría de ver Wonderstruck, el cuerpo pedía seguir con ese tono, pero el Festival tiene sus cosas y la programación muchas veces no te da lo que pides, ya que la siguiente cinta para ver era Morir, la nueva cinta de Fernando Franco. En Morir, Fernando Franco, contruye una historia de dolor que llevará al público, en más de una ocasión, en querer que lo peor que le puede ocurrir a los personajes suceda. Su intento de mostrar la decadencia de una pareja a través de la pérdida de vida. Marián Álvarez y Andrés Gertrudix interpretan a esta pareja que, sinceramente, dará que hablar por la forma en la que están escritos estos peronsajes. No sabemos si la reacción en la realidad será la misma que en la cinta, en donde nuestro protagonistas tienen unas reacciones para nada buenas, él un borde, ella una sumisa que quiere complacerle, ayudarle en el duro trago que es la muerte. Al final, nos quedamos con ella, pues con la que nos identificamos. Y no sabemos si el director quería eso, pero lo que hace con su papel es más bien malo. Morir podría haber sido una grandísima película, pero al final se queda en poco más que aprobado.
Y como cierre a esta quinta jornada, Happy End, la última cinta del Michael Haneke. No engaño a nadie cuando digo que soy fan absoluto del austriaco. Sus películas me parecen obras de arte, cintas que te dejan boquiabierto y sin saber muy bien que decir. En esta ocasión, Haneke realiza una comedia negra sobre la familia, las redes sociales y las relaciones en general. La historia nos sitúa en una familia francesa con más de un problema. Todo gira en torno a la hospitalización de uno de los miembros, a partir de ahí, Haneke saca a relucir todos los trapos sucios de los miembros. Michael Haneke nos tiene acostumbrados a un cine mucho más duro, brusco, Happy End es más accesible, menos sesudo y más lanzando hacía delante. La cinta no decepciona, pero si que es de los trabajos más flojos del realizador austriaco. Esperemos que este no sea su último trabajo, y que pronto volvamos a verle realizando su mejor versión, regalándonos otra obra maestra.
Y también se presentó, fuera de concurso, El secreto de Marrowbone. El primer largometraje de Sergio G. Sánchez, guionista habitual de Bayona, sigue hablando de la familia, de los fantasmas y de temas realmente importantes. Aquí, funciona perfectamente durante la primera hora y media, después la cinta realiza un giro que puede ser interesante, pero que la forma de rodarlo y tratarlo hace que se convierta en un chiste más que en algo realmente conmovedor. Aun así, el cineasta sale airoso en su primera película, de aquí sólo queda mejorar.